Por Raquel Gallardo García
Tomas Transtromer, que recibió el jueves el Premio Nobel de Literatuta a los 80 años, es el más conocido de los poetas escandinavos vivos y cuenta con una obra en la que explora la relación entre nuestra intimidad y el mundo que nos rodea.
Entre los datos curiosos que llaman la atención sobre su biografía podemos destacar que en 1960 empezó a ocuparse de jóvenes delincuentes en un instituto especializado. A la vez que desarrolla una rica obra poética, trabaja con discapacitados, condenados y toxicómanos.
Además, en 1990, sufrió una apoplejía que lo deja con dificultad para hablar, pero no para escribir.
Su primera obra tras ese ataque, seis años después. Es una antología titlada “Góndola fúnebre”, de la que se han vendido 30.000 ejemplares.
Después de otorgarle el Premio Nobel, han sido muchos los que han manifestado su opinión, entre ella podemos destacar, lo que ha declarado Mascaró, poeta y traductor uruguayo:
“Es una enorme alegría, su poesía demuestra que las lenguas son barreras superables, como queda claro al ver que lega a paises como el mío, Uruguay, o al Salvador, donde estoy ahora en un festival internacional de poesía”. “Siempre he tenido la certeza de que su poesía es universal, aporta a la paz y a la comprensión de las etnias, sobre todo en esta etapa de la humanidad donde estos problemas aún no están superados. Digo esto porque me lo india el hecho de conocerlo desde hace 30 años, cuando llegué a Suecia y me convertí en su traductor al español. Entonces lo llamé tímidamente por teléfono y me aceptó”
En una entrevista que le realizó el poeta español Juan Antonio González Iglesias, Thomas hizo las siguientes declaraciones ante la afirmación de “La sonoridad de su poesia es un placer”
“El sonido de las palabras me proporciona una inmensa alegría”
Cuando el preguntó por sus sueños constantes en su obra su contestación fue la siguiente:
“Un poema no es otra cosa que un sueño que yo realizo en la vigilia. El sueño y el poema vienen de la misma persona. Tienen algunas leyes compartidas. Tengo una relación de mucho amor con el sueño. Me voy a la cama como si fuese una fiesta. El despertar es casi siempre una desilusión”
La trayectoria poética de Thomas Transtromer puede servir para ejemplificar el modo en el el que el poeta sueco se enfrenta a la realidad.
De entre sus versos, me gustaría destacar este que me ha llamado la atención, que pertenece a su obra “Góndola fúnebre”.
Soñé que llegaba tarde el primer día de clases.
Todos en el salón llevaban máscaras blancas
Sobre el rostro.
Imposible decir quien era el maestro.
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“La música es una casa de cristal en la ladera donde vuelan las piedras, donde las piedras ruedan y ruedan las piedras y la atraviesan pero cada ventana queda intacta”
“Una mañana de junio es muy temprano para despertar pero tarde para dormir de nuevo”
“Lo único que quiero decir brilla fuera del alcnace de la plata de la casa de empeños”
“Mi ropa irradia
Un resplandor azul.
Solsticio de invierno tintineantes panderetas de hielo,
Cierra los ojos
Hay un mundo sordo
Hay una grieta
Por la que los muertos
Traspasan la frontera.”
“Oigo caer las piedras que arrojamos,
Transparentes con el cristal a través de los años
Clavas como el cristal,
No hacía otro fondo
Que el de nosotros mismos”
“En mitad de la vida sucede que llega la muerte
A tomarle medidas a la persona. Esta visita
Se olvida y la vida continúa.
Pero el traje
Se va cosiendo en silencio”